La primera edición de la Historia del diseño gráfico fue descrita por Philip B. Meggs como un intento de «escribir una crónica de la evolución del diseño gráfico» y como «el diario personal de descubrimiento del autor, compilado a lo largo de una década de investigación». En ediciones posteriores, la investigación abarcaría más de treinta años y llegaría a ser cada vez más completa y perfeccionada.
Se pueden emplear varios métodos para analizar la evolución del diseño gráfico: examinar las características visuales del diseño, tener en cuenta sus ramificaciones económicas, averiguar las conexiones que establece con su público y, por último, rastrear el impacto de la tecnología. Aunque los aspectos visuales del diseño gráfico son importantes, evidentemente, también deberíamos mencionar la filosofía de los diseñadores, las consecuencias que tiene su trabajo en el público y el significado de las formas y sus relaciones sintácticas.
Los métodos convencionales de la investigación en la historia del arte suelen ser inadecuados para encarar la historia relativamente fresca y compleja del diseño gráfico. Concentrarnos exclusivamente en determinados diseñadores y en sus obras fundamentales o colocarlos sistemáticamente en escuelas o movimientos no satisface del todo nuestros objetivos. Los nuevos avances a menudo han sido alentados por los cambios tecnológicos, como la invención de los tipos móviles o de la litografía, y el intercambio creativo entre los diseñadores también ha contribuido, sobre todo en la actualidad, con la web como medio de comunicación.
Era inevitable que, al seleccionar las imágenes, tuviéramos en cuenta mis gustos personales y los de Philip Meggs, aunque procuramos respetar todo lo que estuviera más allá de nuestras propias preferencias estéticas. Lo ideal era basar las selecciones en la claridad con que se presentaran las ideas, los conceptos de diseño o determinadas formas gráficas, por más que otros ejemplos se considerasen de mejor calidad. También se tuvieron en cuenta los inconvenientes para conseguir los derechos de publicación o las reproducciones fotográficas adecuadas, aparte de que algunos trabajos simplemente no llegaron a tiempo para encajar en el calendario de producción del libro.
Si bien en la historia del diseño ha habido momentos en los que ha surgido una visión colectiva que no se puede atribuir a un solo diseñador, también ha habido individuos que, sin duda, han seguido adelante por otro camino, con formas tipográficas y expresivas nuevas y métodos originales para presentar la información.
Un objetivo de la Historia del diseño gráfico ha sido documentar la innovación en este terreno y hablar de los diseñadores que han influido en su evolución permanente. Tratar de señalar a diseñadores trascendentales, sobre todo en las dos últimas décadas, ha sido un desafío interesante y, cuando digo «trascendentales», me refiero a aquellos que no sólo han hecho una obra magnífica, sino que también han contribuido de forma significativa a la evolución de este terreno. Qué es lo que distingue a un maestro de sus colegas talentosos es una cuestión desconcertante y difícil de resolver, al mismo tiempo. Uno tiene que tener un punto de vista estético característico, un vocabulario visual que se reconozca de inmediato y un método único que trascienda el proceso de resolución de problemas.
Seguro que nos hemos saltado algunos, pero nos hemos esforzado mucho por no excluir a nadie. La historia ha juzgado por nosotros a los grandes maestros del pasado —las ideas innovadoras y los logros de estos diseñadores han superado la prueba del tiempo y nos siguen enseñando y motivando aún hoy—, pero el diseño gráfico de la última década es un terreno más complejo, con un campo de juego mucho más parejo. Además, los límites entre las distintas disciplinas visuales se han vuelto cada vez más borrosos y las atribuciones, más complejas. Sobre todo durante el último siglo, la mayoría de los diseñadores habrán producido centenares y hasta miles de publicaciones en empresas con rotación de colegas y personal en prácticas en la plantilla. Estos diseños son producto de una cantidad de personas y el mérito de una obra no siempre se puede atribuir a cada uno de los que han participado en ella.
El festín visual que supone el diseño gráfico se vuelve más abundante a medida que pasa el tiempo. Ofrecer una versión definitiva del diseño gráfico contemporáneo siempre será una tarea enojosa, ya que es inevitable que este capítulo no tenga fin. Ya lo escribió en 1924 el filósofo R. G. Collingwood: «La historia contemporánea coloca al escritor en una situación incómoda, no sólo porque sabe demasiado, sino también porque lo que sabe no ha sido asimilado, es demasiado inconexo y está demasiado atomizado. Sólo después de una reflexión minuciosa y prolongada comenzamos a saber lo que era esencial y lo que era importante, a comprender por qué ocurrieron las cosas como ocurrieron y a escribir historia, en lugar de periódicos.»
La mayoría de las obras incluidas en la Historia del diseño gráfico de Meggs representan apenas una fracción minúscula de lo producido en una época determinada. Casi todas las imágenes de este libro representan o bien escuelas, movimientos, estilos o bien enfoques individuales y son pocas las piezas que muestran el logro supremo de algún diseñador. En un estudio como este, sólo se puede presentar la obra de los diseñadores en una etapa determinada de su carrera y no su evolución global. El lector que busque un análisis más completo de alguno de los aspectos de la historia que presentamos aquí encontrará más referencias en la bibliografía.
Nunca se ha pretendido que la Historia del diseño gráfico sea una enciclopedia histórica completa, ya que para eso haría falta mucho más que un solo volumen. Por el contrario, hemos tratado de brindar un estudio general de las etapas y los acontecimientos destacados en la evolución del diseño gráfico. Al decidir qué incluir, hemos tenido en cuenta de qué manera, a lo largo de los siglos, determinadas culturas, movimientos, obras e individuos han afectado aquello en lo que se ha convertido hoy el diseño gráfico. En la actualidad, el campo del diseño gráfico es mucho más amplio que en el pasado y abarca disciplinas incipientes como la gráfica en movimiento, la comunicación medioambiental y los nuevos medios de comunicación. Las limitaciones de espacio nos han impedido hacer un análisis más exhaustivo de estos ámbitos nuevos tan apasionantes.
Aunque el diseño gráfico está estrechamente vinculado con la ilustración, la fotografía, la impresión y la tecnología informática, no ha sido posible incluir un estudio amplio de estos campos afines en un solo volumen. Como ocurre en cualquier obra de esta magnitud, en ediciones anteriores se han omitido algunas figuras y algunos temas fundamentales. Sin embargo, no cabe duda de que lo más urgente era documentar los cambios a partir de 1996, la fecha de las imágenes más recientes que se incluían en la tercera edición. Si bien la estructura de la Historia del diseño gráfico de Meggs es esencialmente cronológica, hay casos en los que los períodos se entremezclan y se superponen. Se ha invertido el orden del capítulo 2, «Alfabetos», y el capítulo 3, «La aportación asiática», con respecto a la edición anterior para facilitar la fluidez histórica del texto. Dado que estaban muy relacionados, los capítulos 9, 10 y 11 de la edición anterior se han condensado y combinado en uno solo para dejar espacio para material adicional al final del libro.
Para la cuarta edición hemos añadido numerosas ilustraciones y se han suprimido algunos textos e ilustraciones para dejar lugar para el contenido adicional. Muchos diseñadores que merecen figurar en este libro no se han podido incluir por limitaciones de espacio y quiero expresarles mis disculpas. Aunque nos hemos convertido en una cultura más global desde que comenzó la investigación para la Historia del diseño gráfico hace más de treinta años, muchas regiones y países han quedado excluidos por los mismos motivos.
William Addison Dwiggins acuñó la expresión «diseño gráfico» en 1922, aunque casi no se usó hasta después de la segunda guerra mundial; con anterioridad, a los diseñadores gráficos los llamaban «artistas comerciales». La profesión ha crecido muchísimo en la segunda mitad del siglo XX, durante la cual la tecnología ha desempeñado un papel cada vez más importante. A medida que nos vamos internando en la era digital, el diseño gráfico está experimentando unos cambios impresionantes. Evidentemente, es natural que la nueva generación de diseñadores gráficos con ideas provocadoras cuestione las actuales maneras de percibir y los conceptos estéticos establecidos. Cada vez que pensamos que estamos a la vanguardia, nos damos cuenta de que tan sólo estamos en el comienzo y que el futuro es una perspectiva abierta.
Estamos rodeados constantemente de mensajes visuales y los que perduran han de ser fascinantes visualmente, han de plantear un desafío intelectual y han de ser claramente auténticos. Aunque el diseño gráfico contemporáneo se define en gran medida por la tecnología, todavía conserva fuertes vínculos con la artesanía y la estética del pasado. De todos modos, la informática ha incrementado la velocidad con la que se resuelven los problemas del diseño gráfico y, gracias a ella, los diseñadores trabajan con más eficiencia. Algunos proyectos que en el pasado habrían llevado semanas en la actualidad se resuelven en cuestión de días. La nueva tecnología incluso ha facilitado el proceso de fabricación de libros y carteles.
Internet ha generado un intercambio de ideas entre diseñadores que no tenía precedentes. La profesión ya no está limitada a los libros, los carteles y los anuncios, sino que en la actualidad incluye el movimiento y los medios interactivos. A pesar de los apasionantes avances en los medios electrónicos, los trabajos impresos conservan la misma vitalidad de siempre. Basta con recorrer una librería para ver la gran cantidad de libros bien diseñados que cubren las estanterías.
El diseño gráfico está bien construido sobre bases históricas firmes y la historia desempeña actualmente un papel fundamental en la enseñanza del diseño gráfico. Durante este período de transición, en el que se cuestionan los conceptos tradicionales del diseño gráfico, es fundamental que los diseñadores gráficos tengan un conocimiento histórico de su profesión. Somos responsables ante nosotros mismos —para evitar la reinvención y el plagio involuntario, tenemos que conocer la historia de nuestra profesión— y también ante el campo en su totalidad, porque, al inspirarnos en el trabajo anterior, los diseñadores reconocemos y rendimos homenaje a la evolución que, en palabras de Philip Meggs, ha «permitido a los diseñadores lograr una transición gradual desde el diseño renacentista hasta la época moderna».
Desde que fue publicada por primera vez en 1983, la Historia del diseño gráfico ha sido el libro más meticuloso en este campo. Con su perspicacia armoniosa y sus amplios antecedentes históricos, ha sido ampliamente aceptado como el libro con más autoridad y claridad de su género. Ninguna otra obra sobre este tema abarca tanto como esta. Mi propósito es que mantenga esta condición y que se siga actualizando y perfeccionando. Después de haber usado la Historia del diseño gráfico como texto en mis clases, ha sido un gran honor para mí que me pidieran que revisara esta reedición y confío en que esta cuarta edición, con su contenido ampliado y sus imágenes nuevas, resulte tan aclaratoria e instructiva como las anteriores, tanto para los estudiantes como para los profesionales, y que les sirva como una base y un recurso permanente en este campo fascinante y en constante evolución.
Alston W. Purvis
A continuación dejamos el link de descarga del libro
DESCARGAR PDF